El 28 de diciembre de 1983, los Estados Unidos de América anunciaron de forma oficial su intención de abandonar la Unesco. Un año después la decisión se materializaba, al tiempo que el Reino Unido anunciaba su deseo de retirarse en 1986. Quedaba así rota la universalidad de la Unesco, dañandose además, no sólo el prestigio de esta agencia, sino el de todo el sistema de naciones Unidas.