En la primera década del siglo XXI, la televisión todavía se mantiene como el vehículo de narraciones más poderoso, a pesar de las voces apocalípticas que a finales del siglo XX pronosticaron el fin de su hegemonía, incluso su desaparición. La evolución de las formas, las tecnologías y los contenidos le ha permitido continuar como el medio de comunicación universalmente más extendido. En esta publicación, la autora demuestra que, lejos de desaparecer, la televisión ha demostrado su capacidad de convergencia hasta lograr una convivencia armónica con el ordenador y un intercambio continuo con los demás medios de comunicación e instrumentos tecnológicos de la generación multipantalla.